martes, 17 de junio de 2008

El 'graffiti' fue analizado por el Instituto de Estética

Actualmente en el mundo académico se discute si el graffiti es una nueva forma de arte, que algunos definen como la manifestación artística por antonomasia de la ciudad contemporánea.

Para discutir este tema, el Instituto de Estética organizó en noviembre una mesa redonda titulada «Pintura mural y graffiti: ¿Expresión identitaria o violencia?». Participó Patricio Rodríguez-Plaza, académico de Teatro y de Estética de la UC; Gricelda Figueroa, investigadora que prepara el libro Sueños enlatados: El graffiti hip hop en Santiago 2000-2003»; Claudia Lira, del Instituto de Estética, y Tweety, graffitera y estudiante de diseño.

Claudia Lira afirmó que los graffiti son reflexiones estéticas de la ciudad. «Se ha catalogado esta expresión como actos de violencia. Pero cualquier intervención estética de la sociedad puede ser violenta: la publicidad que tapa un edificio completo o que envuelve al metro. Aunque nos moleste, es aceptado socialmente porque se paga. Para mí, la ciudad es un espacio de libre expresión que la persona se toma para expresarse: ¿desde qué punto de vista eso constituye violencia?»

Para Patricio Rodríguez-Plaza, siempre que aparece un nuevo movimiento artístico se plantea la pregunta de si se trata de arte o vandalismo. «Más que arte, creo que el graffiti es un hecho estético. No necesariamente hay que blanquearlo y subirlo al carro del arte. Lo que hay que hacer es folclorizarlo: mirar antropológicamente nuestra modernidad. El folclor no siempre fue local, auténtico o asimilado por todo el público».

Griselda Figueroa opina que más que vandalismo es trasgresión: grandes vulneraciones del espacio público. «La trasgresión se presenta cuando hay uniformidad y cuando hay imposibilidad de diálogo y participación. A través del graffiti, los jóvenes se miran y miran la sociedad, la misma que a veces les teme».

«Quien aprenda a leer estas señales, no sólo podrá conocer de antemano algo sobre las nuevas corrientes artísticas, sino también sobre los nuevos códigos, las guerras, las revoluciones»,dijo Walter Benjamin sobre la moda. Para Rodríguez-Plaza, esto se aplica a esta nueva forma de cultura: el graffiti.

Comunidad rechaza los graffitis y solicita sanciones más duras.

SÁBADO, 24 DE MAYO DE 2008

Diario El Día realizó una encuesta con sus lectores on line, de la cual casi el 70% opinó que se debería aplicar otro tipo de castigos a los infractores.

Cristián Pérez Trujillo
La Serena

El problema se viene tratando de hace mucho tiempo. Incluso hace dos años el diputado Patricio Walker (DC), encabezó y redactó un proyecto de ley para calificar y subir las penas para las personas que realizan rayados callejeros.

Lamentablemente la iniciativa quedó estancada en la Cámara Alta, y allí descansa esperando la voluntad de los senadores, sostuvo el parlamentario de la Democracia Cristiana. “Es una situación preocupante, cada día vemos cómo es atentado nuestro patrimonio, estudiamos mucho el tema, con todas las aristas, pero nuestro trabajo ya lo realizamos y está detenido en el Senado”, sostuvo.

La comunidad opina. Pero el endurecer las penas no sólo es una idea de la Cámara de Diputados, ya que diario El Día realizó una encuesta a sus lectores a través de la página web. ¿Qué medidas se deben tomar para terminar con los rayados de los muros? Fue la pregunta que se hizo. De 1.311 opiniones emitidas por nuestros lectores, un 69,4 % se inclinó por señalar que una solución para terminar con los rayados es endurecer las sanciones para los infractores.

En tanto, un 21,2 por ciento opinó que otra manera, menos represiva, sería desarrollar campañas educativas orientadas a quienes realizan este tipo de acciones, mientras que un 4,8 sostuvo una propuesta más radical solicitando que no se venda pintura spray a los menores de 18 años.

Por último, un 4,6 fue partidaria de colocar más guardias municipales en los puntos más conflictivos.

Ante estos resultados sobre la opinión de la gente, Jesús Parra Parraguez, director de Servicios a la Comunidad de la municipalidad de La Serena, sostuvo que los entiende y respalda, aunque es más partidario de la educación de los jóvenes.

“Sin embargo la práctica me ha enseñado, con todo lo que ha sucedido en nuestra ciudad colonial y en el resto de la región, que las penas deben ser realmente duras, para que sirvan realmente”, relató.

Parra Parraguez sostuvo que durante las protestas de los secundarios, dos estudiantes fueron detenidos por carabineros, por estar rayando las bases de las estatuas de la Avenida De Aguirre. “Tuve que estar en la policía hasta tarde haciendo la denuncia, cuando llegaron los padres de estos chicos, no lo podían creer, tanto así que cuando salió uno de los jóvenes, que no tenía más de 16 años, le dio una cachetada de castigo tremenda. El otro papá también me plateó que su hijo en la casa es muy tranquilo, que cuando se junta con las pandillas cambia en un 100%”, contó.

Para “cortar de raíz” estas acciones, el director de Servicios a la Comunidad, indicó que es necesario que se cree una unidad en Investigaciones o Carabineros, que se dedique a detectar a los líderes de estas pandillas, “ya que cortando la cabeza, entendiendo así a los liderazgos negativos, es una manera de restar estos actos, ya que el daño es tremendo, pero también se les deben dar los medios y las oportunidades a estos muchachos, ya que muchas veces tienen problemas de conformación familiar, psicológica y afectiva, que nos complica a todos como sociedad y que al mismo tiempo nos involucran”, finalizó Parra.

Solución: la educación. Muchos son de la idea que la gran solución está en educar y orientar a los jóvenes desde la más temprana edad.

Uno de ellos es el senador DC, Jorge Pizarro, quien sostuvo que consideraba que las penas que existen en la actualidad son lo suficientemente duras para los infractores y que era necesario que los padres se hicieran cargo de la formación y también de los destrozos.

Lo mismo opinó el diputado PS Marcelo Díaz, quien sostuvo en estar de acuerdo con los castigos que ha aplicado la municipalidad a los menores que hacen graffitis.

martes, 10 de junio de 2008

Colores Montana

Del viejo mundo...

Un poco de vida a esos muros de Santiago.

Arte, grafiteros, impunidad en Chile.

Es una realidad que nuestro país es un paraíso para los grafiteros, esto ya que muchos son los lugares que sirven de soporte para practicar el Graffiti y sobre todo por que existe mano blanda y una nula fiscalización de parte de los municipios. Gracias a esto los escritores actúan en la mas completa impunidad, para la gran mayoría de las personas lo hacen dañando la propiedad privada o destruyendo monumentos nacionales, para los que lo hacen en cambio, ejerciendo lo que ellos llaman arte. Todo esto depende del prisma a través del cual se lo mire.

Aunque cueste creerlo, en nuestro país existe mucha gente que gusta del graffiti, pero de un graffiti mural mas elaborado. La gente sabe distinguir entre un garabato rayado y una producción. En muchas oportunidades la gente prefiere que les pinten el muro de su casa con una producción y asi evitar que luego se lo rayen, ya que entre grafiteros existen códigos que impiden que un graffiti mas elaborado sea rayado encima. Si bien es verdad que el tag y el bombardeo son considerados actos vandálicos y crean una sensación de suciedad, abandono e inseguridad en los barrios, para los que se dedican al graffiti como actividad es mucho mas que eso.

El problema y es lo que planteo, es el hecho de que estas practicas vandálicas como el rayado (tag/firma) es una parte esencial del Graffiti como fenómeno urbano, ya que como hemos visto es la génesis del Graffiti como producción y también la evolución de la tipografía grafitera. Para un escritor es muy difícil defenderse de las acusaciones de la gente ya que todo grafitero se inicia así, rayando. Gran parte de los escritores que llevan años en el Grafiti han dejado de hacer Tag y prefieren darse a conocer por la calidad artística y técnicas de sus pinturas, así se han dedicado principalmente al Graffiti mural y a la producción, actividad que generalmente se hace con la autorización del dueño del muro en el cual se pinta. También están los que se dedican al bombardeo y lo consideran tan valioso y potente como el graffiti mural, ya que tiene otros puntos de vista desde donde se mira su practica e implica otro mensaje. Los dos fenómenos forman parte del Graffiti pero son muy distintos a la hora de emitir juicios con respecto de ellos. El rayado como tal es muy difícil de erradicar, debido a que existe mucha gente que esta ligada o se siente parte de la cultura Hiphop que en algún momento quiere ser grafitero. Si no puedes “rapear”, bailar breakdance, o hacer música, lo único que te queda es agarrar una lata de spray y poner tu nombre en la pared.

No se puede meter a todos los practicantes del Graffiti en un mismo saco. La mayoría de las veces los rayados que se ven en todos lados carecen de técnica ( y aunque la tuvieran es difícil que la gente común lo aprecie) y es ese tipo de rayados los que generan la suciedad que domina las calles y tiene a todos espantados apuntando. Sus autores son la mayoría de las veces menores de edad buscando una identidad e intentando desprenderse de la marginalidad en que se encuentran, hacen sus tag deseosos de que sus amigos digan que vieron una firma suya en algún muro de la calle. Sin embargo, esa actitud es legítima si existe la real intención de formarse como grafiteros y hacer futuros aportes a la actividad. Lo importante para ellos será evolucionar hacia el Graffiti mural. El “Bombardeo” como practica es un tema aparte, ya que se define como una “expresión artística” irreverente que no respeta lo establecido, lo que resiste un mayor análisis.

El Graffiti es mucho mas complejo que lo que se muestra en los medios de comunicación. El Graffiti tiene 20 años de crecimiento en nuestro país, 20 años que ha sabido captar una gran cantidad de adherentes. Ellos han madurado, y junto con ellos a madurado también el Graffiti Chileno. Aquellos que comenzaron “rayando” las calles ya sea por entretenimiento, aventura o simplemente por curiosidad, hoy hacen grandes murales, para algunos la calidad de sus trabajos ha significado ser reconocidos incluso fuera del país.

El fenómeno del Graffiti es tan amplio que hablar de el en forma superficial es difícil e incluso ofensivo.

El Graffiti son también los grafiteros, y cada uno de ellos lo vive de forma diferente. Hay quienes lo ven de un punto de vista artístico y serio, como una forma de vida. Si bien para la mayoría el Graffiti es sinónimo de vandalismo y por lo tanto dañino, para sus autores y realizadores es una practica valida y en muchos casos digna de admiración debido a conceptos que van más allá de lo “bello” o “aceptable” por la mayoría.

Uno de los grandes problemas del Graffiti hoy en Chile es una de sus principales debilidades: la falta de información que tiene la gente acerca de esta práctica.

El Graffiti a sido relacionado con el vandalismo durante años, los medios tienden a generalizar y siempre se ha enseñado su lado oscuro. Pero también existe un lado positivo: el de la creación o creatividad y el cuestionamiento de temas sociales y personales.

Cuando sus seguidores gustan afirmar que el Graffiti es un arte, no es difícil imaginar a un artista cambiando el pincel por una lata de spray y el lienzo por un muro. Muchos opinan que el Graffiti es una de las expresiones artísticas del arte moderno, ya que no se hace esperando retribución alguna y es en muchos casos contestatario al implantarse bruscamente en la sociedad. Uno no elige ver o no ver un Graffiti como si se estuviera en una galería; al pasar, uno lo tiene que ver le guste o no.