martes, 10 de junio de 2008

Arte, grafiteros, impunidad en Chile.

Es una realidad que nuestro país es un paraíso para los grafiteros, esto ya que muchos son los lugares que sirven de soporte para practicar el Graffiti y sobre todo por que existe mano blanda y una nula fiscalización de parte de los municipios. Gracias a esto los escritores actúan en la mas completa impunidad, para la gran mayoría de las personas lo hacen dañando la propiedad privada o destruyendo monumentos nacionales, para los que lo hacen en cambio, ejerciendo lo que ellos llaman arte. Todo esto depende del prisma a través del cual se lo mire.

Aunque cueste creerlo, en nuestro país existe mucha gente que gusta del graffiti, pero de un graffiti mural mas elaborado. La gente sabe distinguir entre un garabato rayado y una producción. En muchas oportunidades la gente prefiere que les pinten el muro de su casa con una producción y asi evitar que luego se lo rayen, ya que entre grafiteros existen códigos que impiden que un graffiti mas elaborado sea rayado encima. Si bien es verdad que el tag y el bombardeo son considerados actos vandálicos y crean una sensación de suciedad, abandono e inseguridad en los barrios, para los que se dedican al graffiti como actividad es mucho mas que eso.

El problema y es lo que planteo, es el hecho de que estas practicas vandálicas como el rayado (tag/firma) es una parte esencial del Graffiti como fenómeno urbano, ya que como hemos visto es la génesis del Graffiti como producción y también la evolución de la tipografía grafitera. Para un escritor es muy difícil defenderse de las acusaciones de la gente ya que todo grafitero se inicia así, rayando. Gran parte de los escritores que llevan años en el Grafiti han dejado de hacer Tag y prefieren darse a conocer por la calidad artística y técnicas de sus pinturas, así se han dedicado principalmente al Graffiti mural y a la producción, actividad que generalmente se hace con la autorización del dueño del muro en el cual se pinta. También están los que se dedican al bombardeo y lo consideran tan valioso y potente como el graffiti mural, ya que tiene otros puntos de vista desde donde se mira su practica e implica otro mensaje. Los dos fenómenos forman parte del Graffiti pero son muy distintos a la hora de emitir juicios con respecto de ellos. El rayado como tal es muy difícil de erradicar, debido a que existe mucha gente que esta ligada o se siente parte de la cultura Hiphop que en algún momento quiere ser grafitero. Si no puedes “rapear”, bailar breakdance, o hacer música, lo único que te queda es agarrar una lata de spray y poner tu nombre en la pared.

No se puede meter a todos los practicantes del Graffiti en un mismo saco. La mayoría de las veces los rayados que se ven en todos lados carecen de técnica ( y aunque la tuvieran es difícil que la gente común lo aprecie) y es ese tipo de rayados los que generan la suciedad que domina las calles y tiene a todos espantados apuntando. Sus autores son la mayoría de las veces menores de edad buscando una identidad e intentando desprenderse de la marginalidad en que se encuentran, hacen sus tag deseosos de que sus amigos digan que vieron una firma suya en algún muro de la calle. Sin embargo, esa actitud es legítima si existe la real intención de formarse como grafiteros y hacer futuros aportes a la actividad. Lo importante para ellos será evolucionar hacia el Graffiti mural. El “Bombardeo” como practica es un tema aparte, ya que se define como una “expresión artística” irreverente que no respeta lo establecido, lo que resiste un mayor análisis.

El Graffiti es mucho mas complejo que lo que se muestra en los medios de comunicación. El Graffiti tiene 20 años de crecimiento en nuestro país, 20 años que ha sabido captar una gran cantidad de adherentes. Ellos han madurado, y junto con ellos a madurado también el Graffiti Chileno. Aquellos que comenzaron “rayando” las calles ya sea por entretenimiento, aventura o simplemente por curiosidad, hoy hacen grandes murales, para algunos la calidad de sus trabajos ha significado ser reconocidos incluso fuera del país.

El fenómeno del Graffiti es tan amplio que hablar de el en forma superficial es difícil e incluso ofensivo.

El Graffiti son también los grafiteros, y cada uno de ellos lo vive de forma diferente. Hay quienes lo ven de un punto de vista artístico y serio, como una forma de vida. Si bien para la mayoría el Graffiti es sinónimo de vandalismo y por lo tanto dañino, para sus autores y realizadores es una practica valida y en muchos casos digna de admiración debido a conceptos que van más allá de lo “bello” o “aceptable” por la mayoría.

Uno de los grandes problemas del Graffiti hoy en Chile es una de sus principales debilidades: la falta de información que tiene la gente acerca de esta práctica.

El Graffiti a sido relacionado con el vandalismo durante años, los medios tienden a generalizar y siempre se ha enseñado su lado oscuro. Pero también existe un lado positivo: el de la creación o creatividad y el cuestionamiento de temas sociales y personales.

Cuando sus seguidores gustan afirmar que el Graffiti es un arte, no es difícil imaginar a un artista cambiando el pincel por una lata de spray y el lienzo por un muro. Muchos opinan que el Graffiti es una de las expresiones artísticas del arte moderno, ya que no se hace esperando retribución alguna y es en muchos casos contestatario al implantarse bruscamente en la sociedad. Uno no elige ver o no ver un Graffiti como si se estuviera en una galería; al pasar, uno lo tiene que ver le guste o no.

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